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Taller de asado que imparte la facultad de gastronomía

El Campus Campestre de la Universidad La Salle Bajío se transformó en un gran escenario de convivencia, reencuentro y celebración para conmemorar el 57 aniversario de la institución en la región abajeña. Pasado el mediodía, el ambiente comenzó a llenarse de energía con la llegada de la Comunidad egresada, estudiantil, docentes y personal colaborativo y directivo; familias completas, más de 3 mil personas, listas para disfrutar de un programa diseñado para celebrar con orgullo lasallista.

El programa de actividades comenzó con la celebración eucarística “Esperanza”, oficiada por Monseñor Jaime Calderón Calderón, Arzobispo de León, quien, en su homilía, señaló que, en una época donde prima el individualismo y el egoísmo, el hacer Comunidad resulta más que necesario:

“Estamos en un cambio de época con un gran desafío para aquellos que nos decimos cristianos católicos. El mundo en el que vivimos nos va conduciendo a un profundo individualismo; por ello, en nuestras comunidades, nuestras universidades, estamos llamados a dar testimonio de servicio, entrega, la donación de nuestra vida al servicio de los otros”, dijo.

Con la Comunidad reunida, se vivió un emotivo momento de reflexión y agradecimiento. Bajo la Velaria San Juan Bautista de La Salle, los cantos del coro de preparatoria y las oraciones marcaron el inicio de una fiesta que, sin perder el carácter espiritual, avanzó hacia una tarde vibrante y alegre.

En tanto, el Rector de esta casa de estudios, Hno. Enrique Alejandro González Álvarez, dio la bienvenida a la asistencia y destacó el trabajo que, a lo largo de 57 años, la familia lasallista ha realizado en el Bajío.Concluida la ceremonia eucarística, las personas se dispersaron por las decenas de actividades que con cariño prepararon en cada escuela, facultad, dirección y coordinación; minutos después, los acordes del mariachi provocaron que las y los asistentes se unieran en palmas y voces para corear temas del repertorio vernáculo mexicano. Fue imposible resistirse al festivo ambiente; hubo quienes aprovecharon el micrófono y cantaron y bailaron, una muestra del gran talento lasallista. Imágenes: Revista Q

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