Los profesionales sanitarios ya tienen a su disposición una herramienta similar a Chat GPT, pero especializada exclusivamente en asma. Se trata de la primera guía de práctica clínica que incorpora inteligencia artificial conversacional.
El asma es una de las principales enfermedades no transmisibles. Afecta a niños y adultos y, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), se trata de la enfermedad crónica más habitual en la población infantil.
Esta patología provoca una inflamación en el interior de los bronquios (los tubos que conectan la tráquea con los pulmones) que hace que se estrechen y el aire no llegue a los pulmones de manera correcta. “Esta enfermedad no se cura, pero se puede tratar y controlar”, subrayan los especialistas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
SEPAR es una de las entidades creadoras de la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA). Se trata de una guía de práctica clínica elaborada por un grupo multidisciplinar de expertos que representan a 17 sociedades científicas, entre las que también se encuentra la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT).
Una guía de práctica clínica es un documento dirigido a los médicos que contiene información concreta sobre una determinada enfermedad y sus opciones terapéuticas. Es una herramienta que proporciona a los facultativos información precisa y fácil de localizar en la que apoyarse para la toma de decisiones.
En este sentido, GEMA es la guía de referencia en asma en todo el mundo de habla hispana. “No se trata de una extensa monografía que aglutina todo el conocimiento científico sobre la enfermedad, sino de un documento conciso, que recoge lo esencial para que el profesional sanitario no experto en dicha patología pueda ofrecer una asistencia clínica de calidad a sus pacientes”, aclaran desde SEPAR.
GEMA nació en el año 2003, pero se actualiza cada año para incluir novedades relevantes. Estas actualizaciones las realizan los miembros del Comité Ejecutivo GEMA, ayudados por una comisión formada por cuatro expertos que revisan los artículos sobre asma que aparecieron en publicaciones científicas durante el año previo. La comisión está formada por los doctores Astrid Crespo (neumología), Miguel Ángel Lobo (medicina familiar), Manuel Rial (alergología) y Álvaro Gimeno (pediatría). La información más destacada, seleccionada por estos doctores, supone el núcleo de los cambios de las actualizaciones anuales de la guía.
Además, a partir de GEMA se ha creado iaGEMA, la primera guía de práctica clínica que incorpora inteligencia artificial conversacional. Se trata de una herramienta similar a Chat GPT, que permite a los médicos interactuar con los contenidos de la guía. “Es una revolución en la práctica clínica asistencial. Ahorra tiempo y esfuerzo al profesional sanitario. Esto se traduce en una mejor experiencia para los facultativos a la hora de consultar dudas sobre las decisiones clínicas habituales”, señala Vicente Plaza, director del Servicio de Neumología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, miembro de SEPAR y coordinador de GEMA.
“Es una herramienta conversacional, un robot parlante”, comentó el doctor Plaza en la I Jornada Inteligencia Artificial y Medicina de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME) celebrada recientemente en Madrid.
Una vez realizada la pregunta, la herramienta responde de manera instantánea y permite repreguntar de modo que se puede mantener con ella una conversación fluida, lo que hace que el profesional sanitario pueda resolver las dudas, si le surgen, tras la respuesta inicial.
“La herramienta ha sido sometida a un entrenamiento exhaustivo para garantizar su fiabilidad. Por ello cuenta con el apoyo de SEPAR y del resto de sociedades científicas que respaldan GEMA”, subraya el doctor Plaza.
La creación y entrenamiento de iaGEMA se ha realizado en varios pasos. El primero de ellos fue modelar la inteligencia artificial conversacional para definir su comportamiento y personalidad, según explican desde Luzán 5, la empresa que ha llevado a cabo el desarrollo tecnológico. Después, se utilizó un software llamado OCR (Reconocimiento Óptico de Caracteres) para escanear la guía de práctica clínica e indexarla a la inteligencia artificial. Una vez cargada la documentación, comenzó un ciclo de entrenamiento supervisado, en el que un grupo de profesionales sanitarios interactuó con la inteligencia artificial para afinar sus resultados.
Una vez que la herramienta ya está en uso, ha llegado la fase de entrenamiento no supervisado, en la que el empleo de la guía por parte de los usuarios hace que la inteligencia artificial siga aprendiendo. En este sentido, Víctor González, director de la Unidad de Tech & Data de Luzán 5, indica que las inteligencias artificiales “no nacen siendo soluciones definitivas, sino que crecen con el aprendizaje profundo y así es como se consiguen cada vez mejores respuestas”.
Purificación León EFE-REPORTAJES
EFE