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Mujer con mascarilla anti-alérgica observando una flor. Foto: Doctoralia.

Con la primavera, no solo llegan los días más largos, luminosos y cálidos y el renacer de la vida vegetal en todo su esplendor floral, sino que además el cambio de las condiciones ambientales y climáticas provoca, en multitud de personas, algunos trastornos muy difíciles de ‘esquivar’: las alergias y la astenia primaverales.

“Las alergias aparecen cuando el sistema inmunológico de una persona considera a ciertas proteínas, llamadas alérgenos, como gérmenes o cuerpos extraños, y reacciona ante dichos alérgenos”, según explican los alergólogos Susana Ranea y Tito Rodríguez.

“Durante la primavera, las causas más comunes de alergia incluyen el polen de los árboles y del césped, la esporas de moho y los insectos”, añaden estos especialistas y miembros de Doctoralia, un espacio de referencia en línea especializado en salud, que pone en contacto a pacientes con profesionales sanitarios y centros médicos.

Plantas primaverales: rebosantes de colores…y de alérgenos. Foto: PromoFarma.

La primavera y las semanas previas a esta estación es una época del año en la que tradicionalmente aumentan las reservas de consultas con especialistas en Alergología y el tráfico en el área de preguntas sobre esta temática, en la plataforma de la que forman parte Ranea y Rodríguez (www.doctoralia.es).

Las cuestiones más consultadas en línea por los pacientes están relacionada principalmente con las interacciones entre medicamentos, contraindicaciones y dosis pediátricas, según puntualizan.

“La alergia es una reacción del sistema inmunológico (defensas naturales), en la que el cuerpo empieza a reaccionar frente a proteínas que, en general, no son por sí mismas dañinas para el organismo”, explica el doctor Rodríguez (www.doctoralia.es/tito-rodriguez-bouza/alergologo/fuente-el-saz-de-jarama).

“Dado que los pólenes se producen mayoritariamente en primavera, las alergias son en consecuencia más frecuentes durante esta época del año”, puntualiza.

Mar Santamaria sostiene un complemento alimenticio. Foto: PromoFarma.

Los alérgenos, es decir las sustancias que provocan las reacciones alérgicas, varían dependiendo de la zona geográfica donde vive una persona y el tipo de vegetación que predomina en dicha parte del mundo, según explican los especialistas.

“Hay zonas donde los ácaros del polvo causan más alergias que el polen, y también hay pólenes en invierno, como el ciprés, que pueden dar más sintomatología en algunas personas que los pólenes de primavera”, señala, por su parte, la alergóloga Ranea (www.doctoralia.es/susana-ranea-arroyo/alergologo/palma-de-mallorca).

“Los alérgenos que suelen provocar las alergias respiratorias pueden estar en el interior o en el exterior, mientras que algunas personas tienen una mayor predisposición que otras a desarrollar alergias, debido a una combinación de factores genéticos y ambientales” explica Ranea.

Las reacciones alérgicas pueden producirse en interiores. Foto: Doctoralia.

Añade que “los síntomas más típicos de la alegría respiratoria son estornudos, picor y/o congestión nasal y conjuntivitis, que pueden ir acompañados, a veces, de síntomas como tos, falta de aire, opresión torácica y sibilancias en el pecho”.

Ocho medidas anti-alérgicas.

Los alergólogos Ranea y Rodríguez comparten a continuación algunos consejos y claves a tener en cuenta, para hacer frente a las alergias primaverales, recordando que siempre es recomendable consultar con un especialista en Alergología, que tratará cada caso concreto de manera individualizada.

Uno. Los alérgenos, en general, alcanzan su máximo antes del mediodía y se elevan del suelo al aire en los días con viento, mientras que su presencia disminuye con la lluvia y por la noche.

Hombre con síntomas respiratorios debido a una alergia. Foto: Freepik.

Dos. Durante las primeras horas de la mañana y últimas de la tarde, se recomienda disminuir la actividad al aire libre, utilizando protección, gafas de sol y mascarilla FFP2, en caso de efectuarla.

Tres. Informarse acerca de los niveles de polen presentes cada día en el ambiente, consultando en internet una web oficial de referencia, que ofrezca información actualizada.
Cuatro. A las personas sensibles a alérgenos de interior (animales, hongos y ácaros), se les recomienda valorar el uso de filtros HEPA en su hogar, entre otras medidas preventivas.

Cinco. Se aconseja secar la ropa en el interior o usando una máquina secadora; cambiarse la ropa al volver de un espacio exterior, después de darse una ducha que incluya el cuero cabelludo y una limpieza interior de las fosas nasales con una solución salina para arrastrar los granos de polen.

Seis. La ventilación en el hogar debe ser breve y en horas centrales (a partir de las 10:00 de la mañana), siendo útil y recomendable el uso de sistema purificadores de aire.
Siete. Ranea y Rodríguez aconsejan mantener cerrado el circuito de ventilación de aire durante los viajes en coche; evitar el uso de la moto y la bicicleta; y viajar preferiblemente a zonas marítimas donde el nivel de polen es más bajo.

Ocho. Los alérgicos al polen tienen más riesgo de alergias alimentarias a productos como la miel, el propóleo y algunas infusiones, por lo que los llamados ‘antihistamínicos naturales’ a base de plantas, podrían ser peligrosos para estas personas, en algunos casos, concluyen los alergólogos de Doctoralia.

Por otra parte, la llegada del buen tiempo, con el aumento de horas de exposición al sol y las temperaturas más cálidas, también puede provocar en algunas personas “lo que conocemos como astenia primaveral: un conjunto de síntomas de intensidad leve, transitorios y adaptativos a los estímulos ambientales”, según la farmacéutica Mar Santamaria de PromoFarma (PF).

 

La astenia se define, en términos médicos y en general, como una “falta o decaimiento de fuerzas y energía, caracterizado por apatía, debilidad, fatiga física o ausencia de iniciativa”.
El cambio de estación y, en consecuencia, de la situación climatológica y ambiental que se produce en primavera, “pueden ocasionar pequeñas alteraciones físicas y/o psíquicas”, que encajan en la definición de astenia, según explica Santamaria, responsable de atención farmacéutica de PF, una plataforma de parafarmacia en línea (www.promofarma.com).

Somnolencia, un síntoma de la astenia primaveral. Foto: PromoFarma.

Estas alteraciones se manifiestan en general como “un mayor cansancio e irritabilidad, y en cambios en el apetito y/o en el patrón del sueño de la persona”, puntualiza.
Seis claves para aliviar la astenia.

Mar Santamaria propone a renglón seguido algunas medidas que podemos poner en marcha para aliviar los síntomas de la astenia primaveral, mantener nuestra vitalidad y recuperar la energía.

Uno. Es importante asegurarnos de que nuestra dieta incluye alimentos saludables y con alta densidad nutricional: frutas y hortalizas de temporada; huevos, pescado azul y carne blanca; legumbres; aceite de oliva virgen; semillas, frutos secos sin sal añadida; alimentos integrales y tubérculos; y alimentos fermentados (yogur, kéfir, encurtidos, kimchi).
Dos. Evitar el consumo excesivo de café y otras bebidas estimulantes, dado que esto nos puede llevar a una situación de que empeore aún más el cansancio y el estrés.
Tres. Minimizar el consumo de tabaco y alcohol, dos sustancias que nos restan energía, salud y vitalidad, es buen propósito para la primavera y cualquier otra época del año, según Santamaria.

Cuatro. Ejercitarnos, movernos a diario y practicar alguna actividad física agradable, nos hará sentir mucho mejor, añade.

Cinco. Dedicar demasiadas horas al trabajo y pocas al descanso nocturno; sucumbir al estrés en detrimento del ocio; o dedicar poco tiempo a las relaciones interpersonales de apoyo, son aspectos de nuestros estilo de vida que nos roban energía día a día, y que podemos revisar y cambiar.

Seis. Santamaria recomienda consultar con un profesional de la salud la conveniencia de tomar algún complemento alimenticio que aportar una dosis extra de nutrientes, micronutrientes y/o extractos de plantas, como: vitamina D, jalea real, hierro, magnesio + vitamina B6, triptófano, probióticos; extractos de alcachofa, cardo mariano, boldo y rábano negro.
Pablo Gutman.
EFE – Reportajes

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