Tamaño de texto-+=
Compartir:
Es probable que cada miembro de la pareja tenga expectativas diferentes acerca de sus vacaciones veraniegas. Foto: Wayhomestudio-Freepik.

El presupuesto destinado al viaje, los distintos estilos para disfrutar del tiempo libre, las visitas a los familiares, la organización y el reparto de las responsabilidades, y equilibrio entre los momentos personales y los compartidos, son los puntos que generan mayor fricción en la pareja, y que pueden convertir la etapa de descanso estival en un campo de batalla si no se llega previamente a un consenso.

“Las vacaciones, con las que muchas personas ‘sueñan’ durante el resto del año, suelen ser un sinónimo de desconexión y descanso, aunque para algunas parejas son el inicio de numerosos conflictos que les hacen perder la ilusión por pasar juntos ese lapso de tiempo”, advierte Silvia Cintrano, psicóloga especialista en Terapia de Pareja de Instituto Centta.
Para Cintrano es poco realista “esperar que las parejas tengan que ser capaces de estar de acuerdo con todo, que las decisiones que toman tengan que fluir fácilmente y que puedan llegar a acuerdos sobre sus vacaciones compartidas en la primera conversación”.

 

Las vacaciones deben incluir momentos de disfrute compartido y tiempos para uno mismo que den espacio a las necesidades, apetencias, gustos y aficiones individuales. Foto: Muhammadh Saamy-Unsplash.

“De hecho, lo más probable es que los distintos gustos, el tiempo o el presupuesto que cada uno tenga disponibles, entre otros asuntos, hagan que cada miembro de la pareja tenga expectativas muy diferentes que quiera cubrir durante las vacaciones”, señala.

La psicóloga de Centta (https://centta.es) señala que uno de los temas que generan mayor nivel de fricción, a la hora de planificar unas vacaciones es el presupuesto y el reparto de gastos, que suele ser bastante conflictivo e incómodo, porque los integrantes de la pareja no siempre tienen el mismo nivel adquisitivo, ni el mismo interés en invertir en según qué planes o destinos de viaje.

Además, “los integrantes de un pareja pueden tener distintos intereses o preferencias de estilos de vacaciones (playa o montaña; aventura o descanso; solos o con amigos o familiares; visitas culturales o gastronómicas), todas cuestiones que deben tratarse minuciosamente para evitar generar falsas expectativas y futuras frustraciones”, según Cintrano.

Puede parecer obvio, pero es fundamental que la pareja tenga siempre presente de que el objetivo principal es poder disfrutar juntos de un espacio de descanso. Foto: Freepic.diller-Freepik.

 

Por otra parte, “muchas parejas tienen una familia extensa, con familiares que viven lejos, a los que no pueden visitar en el día a día o con quienes quieren pasar su tiempo de vacaciones”.

Por ello es importante “consensuar con antelación qué parte de las vacaciones será en familia, en pareja o incluso en solitario, para prevenir conflictos incómodos cuando se llegue el momento de las vacaciones”, enfatiza Cintrano.

Añade que “en todas las parejas hay un reparto de responsabilidades más o menos consensuado, pero el momento de planificar y organizar el tiempo de descanso y los viajes, cuando cambia la logística y se desarrollan actividades distintas de las habituales, supone un reto para toda relación”.

Para algunas parejas las vacaciones son el inicio de conflictos que les hacen perder la ilusión por compartir ese lapso. Foto: Stockking-Freepik.

Del disenso al consenso.

En ese sentido, “ambos miembros deben sentir que participan, se preocupan y valoran el trabajo del otro, y que las decisiones que se toman son en equipo”, destaca.
Otro de los motivos frecuentes de conflictos en las parejas, es lo que Cintrano denomina “tiempo juntos versus tiempo individual’.

Esta psicóloga considera necesario “decidir cuánto tiempo será compartido (pasándolo en común) y cuánto será personal (dedicado a la satisfacción y necesidades de cada uno), en base a lo que necesita cada integrante de la pareja, será básico para poder organizar un plan que cubra las expectativas y necesidades de ambos”.

Aclara que “disponer en las vacaciones de un ‘tiempo para uno mismo’ para poder practicar una afición (hobby) o actividad satisfactoria, no significa rechazar el tiempo compartido con la pareja, sino buscar también un espacio personal de autocuidado”.

Cintrano ofrece diez recomendaciones para planificar las vacaciones de verano con nuestra pareja, en armonía, a través de una conversación que será agradable y deseada, al tener ambos la tranquilidad de que se cuidará el espacio de cada uno para conseguir llegar a entendimiento conflictos.

Planificar las vacaciones de verano debería ser un trabajo en equipo en vez de un enfrentamiento entre uno y otro. Foto: Freepik.

 

Decálogo para negociar.

1.- Objetivo. “Puede parecer algo obvio, pero es fundamental ser consciente de que el objetivo principal de la conversación y las decisiones que surjan de ella, es poder disfrutar juntos de un espacio de descanso. Esto implica que ambos deben sentirse parte de la toma de decisiones y que las posturas individuales deben ser tenidas en cuenta”, señala Cintrano.

2.- Escucha activa. “Hay que estar dispuesto a escuchar el punto de vista del otro, y darle respuestas y propuestas que demuestren que se ha entendido bien su postura”, explica.
3.- Negociación. “Una pareja la componen dos personas diferentes, con sus circunstancias individuales, que intentan construir un espacio común. Si de entrada no están de acuerdo, será prioritario abrir una comunicación eficaz en la que lleguen a puntos en común que nutran la relación”, propone Cintrano.
4.- Expresión directa: “En vez de repetir los fa

mosos ‘si me conocieras bien sabrías que’ o ‘deberías saber’, o esperar que nuestra pareja adivine lo que queremos, debemos recordar que las personas, gustos y necesidades cambian y evolucionan, y que cada uno es responsable de comunicar sus preferencias, necesidades y expectativas”, explica.

5.- Búsqueda de consenso. “Una negociación no es una pulseada o un enfrentamiento, en el que uno se impone al otro, sino una búsqueda de consenso y un acuerdo de equipo. Empecinarse en una postura rígida sólo va a conseguir tensar la situación y generar un conflicto evitable”, según Cintrano.

6.- Uno por ciento de razón. Cuando uno de los dos se empecina, Cintrano aconseja aplicar la fórmula del ‘1% de razón’, que parte de la base de que en cualquier asunto que se trate la otra persona va a tener como mínimo ese porcentaje de acierto, y luego preguntarnos ¿en qué parte de lo conversado le daríamos la razón?. Esto ayuda a salir de nuestro propio discurso para prestar atención al otro y ponernos en su lugar”.

7.- Ceder no es perder “Para que las necesidades de cada uno se cubran lo máximo posible, al negociar, ambos deben ceder en algún aspecto para conseguir un punto en común. El porcentaje en el que cada uno ceda no deber ser obligatoriamente del 50%, sino que dependerá de las circunstancias, los límites y cesiones asumibles para cada integrante de la pareja”, según Cintrano.

8.- Momentos para uno mismo. “Dar un espacio en las vacaciones a las propias necesidades, apetencias, gustos y hobbies, generará mayor bienestar en cada uno, lo cual se reflejará en los espacios compartidos”, reflexiona.

9.- Enseñanzas del pasado. “A veces puede ser útil revisar las decisiones que tomó la pareja en años anteriores, para conocer y tener en cuenta las fuentes de conflicto potenciales, y reforzar aquello que ayudó a llegar a un consenso”, recomienda.
10.- Acuerdos claros. “Cuantas menos decisiones y pactos se dejen al azar, menos probabilidades de conflicto habrá. Lo que se mantiene en la ambigüedad da lugar a interpretaciones, que cada integrante de la pareja efectuará según sus expectativas”, concluye la psicóloga Cintrano, del Insituto Centta.
Ricardo Segura.
EFE – Reportajes

 

Compartir: