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Tercera aparición de la Virgen de Guadalupe Atribuido a Juan Correa (h. 1646-1716) Óleo sobre lienzo h. 1690-1700 Sevilla, Hermanas de la Compañía de la Cruz /

La Virgen de Guadalupe, símbolo de devoción y cultura en ambos lados del Atlántico, es la gran protagonista de la exposición ‘Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España’, que abre sus puertas este 10 de junio en el Museo Nacional del Prado y permanecerá abierta hasta el 15 de septiembre.

La Virgen de Guadalupe de México viaja a España en una exposición completa y exhaustiva sin precedentes en el Museo del Prado. Por primera vez, cerca de setenta obras procedentes de colecciones españolas y mexicanas se reúnen en una gran muestra que recorre la historia de la Virgen de Guadalupe, la imagen que cruzó océanos y fronteras para convertirse en un símbolo compartido entre Europa y América desde el siglo XVII hasta comienzos del XIX.

Bajo el título ‘Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España’, la muestra ofrece una nueva mirada sobre el papel de la Virgen de Guadalupe como imagen revelada, objeto de culto y emblema de identidad en el mundo hispano. A través de pinturas, grabados, esculturas y libros, el visitante puede descubrir cómo esta figura sagrada, nacida en el cerro del Tepeyac en 1531, se convirtió en una poderosa presencia en el imaginario español de la época.

Las obras reflejan tanto la devoción como los intereses de comunidades, artistas, comerciantes, nobleza y clero, que hicieron de Guadalupe una devoción compartida La exposición incluye piezas maestras de destacados artistas novohispanos como José Juárez, Juan Correa, Manuel de Arellano, Miguel Cabrera o Francisco Antonio Vallejo, junto a obras de grandes nombres del arte peninsular como Velázquez y Zurbarán. Este conjunto excepcional traza un auténtico mapa artístico y simbólico de la devoción guadalupana, vigente a ambos lados del Atlántico.

Imagen y apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe José Juárez (1617-1661) Óleo sobre lienzo 1656 Ágreda (Soria), monasterio de sor Maria Jesús de Ágreda /

 

El proyecto, fruto de años de investigación y colaboración entre instituciones, ha sido comisariado por los doctores mexicanos Jaime Cuadriello (UNAM) y Paula Mues Orts (INAH). La exposición se organiza en once secciones temáticas que combinan obras de gran y pequeño formato, desde las primeras representaciones de las apariciones hasta las refinadas “vera effigies”, multiplicadas con fines devocionales y políticos.

Además de las obras expuestas, Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España se acompaña de una rica programación cultural impulsada por la Fundación Casa de México en España, que invita a profundizar en el valor simbólico, artístico y devocional de la Virgen de Guadalupe a lo largo de la historia.

El recorrido de la muestra comienza con una original cartografía visual que da cuenta de la sorprendente densidad de imágenes guadalupanas repartidas por toda la geografía española. Este fenómeno de difusión responde a causas económicas, políticas y sociales vinculadas al comercio con las Indias, la minería y el movimiento constante de virreyes, funcionarios y religiosos entre ambos lados del Atlántico.

 

Las diferentes secciones temáticas abordan aspectos clave como la transmisión del relato guadalupano mediante modelos narrativos e iconográficos estandarizados; la genealogía formal de la imagen, en diálogo con iconos marianos europeos como la Inmaculada Concepción o la Tota Pulchra; y su condición de “pintura no hecha por mano humana”, un concepto asociado a la idea medieval del Deus pictor, el Dios pintor. También se explora la dimensión sagrada del manto de la Virgen, concebido como una auténtica reliquia viva y objeto de veneración.

Un capítulo destacado está dedicado a las vera effigies, copias fieles o variantes de la imagen original tocadas a la tilma milagrosa, elaboradas con refinadas técnicas artísticas. A esto se suma la singular presencia de materiales exóticos como nácar, marfil o latón, procedentes del comercio transpacífico a través del Galeón de Manila, prueba del alcance global del culto guadalupano y de su inserción en vastas redes de intercambio cultural.
La exposición se enriquece con un diálogo con la pintura peninsular de la época, revelando afinidades, influencias y contrastes con las escuelas madrileña y andaluza, lo que permite comprender mejor la proyección de la Virgen de Guadalupe en el arte europeo de los siglos XVII y XVIII.

¿Cómo de lejos y cómo de cerca de España estuvo la Virgen de Guadalupe de México del siglo XVII y principios del XIX?

Tercera aparición de la Virgen de Guadalupe Atribuido a Juan Correa (h. 1646-1716) Óleo sobre lienzo h. 1690-1700 Sevilla, Hermanas de la Compañía de la Cruz /

 

Esta muestra da cuenta de la amplia circulación de una imagen sagrada que se propagó también por Italia, Portugal, los virreinatos de Sudamérica, el Caribe y Asia.

La imagen de la Virgen de Guadalupe se difundió masivamente entre 1650 y 1790, convirtiéndose en un símbolo religioso clave en España, Italia, Filipinas y América Latina. Se consideraba una imagen milagrosa, con su belleza y técnica sirviendo como prueba del favor divino hacia los habitantes de la Nueva España.

Fue la imagen más reproducida y copiada por artistas novohispanos, asociada a la idea de un “icono revelado”. La exposición y el catálogo que la acompaña exploran su circulación en España, el impulso del culto en la Edad Moderna, las relaciones entre la Virgen de Guadalupe de Extremadura y la mexicana, y el papel de los artistas en su difusión. Presenta unas 70 obras, la mayoría provenientes de España y México, incluyendo impresos de Madrid y Sevilla.

Guadalupe de México, la primera imagen mariana globalizada
El envío de sus “verdaderos retratos” desde Nueva España a España testimonia las intensas relaciones entre familias y personajes que, desde ambos lados del océano, compartieron deseos, aspiraciones y sentimientos. A través de ellos se tejieron densas redes identitarias, culturales, políticas, sociales y económicas, hoy perdidas y que esta exposición busca restituir.

 

Imagen de la sala de la exposición “Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España” Foto © Museo Nacional del Prado

La Virgen de Guadalupe contaba con una leyenda piadosa, pero, ante todo, era un icono revelado cuya estampación a partir de flores sobre el inaudito soporte de una capa de tela burda hizo que los teólogos comparasen el fenómeno con la transubstanciación de misma Eucaristía.

También fue objeto de inspecciones por los artistas para tratar de entender su técnica y conservación milagrosa, interpretadas como signo de su carácter sobrenatural. Estos artistas también lograron copias más exactas, lo que permitía que éstas participaran de la cualidad milagrosa del original.

La exposición, integrada mayoritariamente por obras del patrimonio español, aborda la intencionalidad y función de las imágenes guadalupanas, tan diversas pese a reiterar un mismo prototipo, y apunta a sus semejanzas y contrapuntos con otras devociones europeas o tratadas por la pintura española.

Una devoción que cruzó el Atlántico. Cartografía guadalupana en España
Desde mediados del siglo XVII, la imagen de la Virgen de Guadalupe comenzó a llegar desde México a España, en un fenómeno devocional sin precedentes. La primera de estas representaciones está documentada en 1654 y, hasta la independencia mexicana en 1821, se calcula que se enviaron cerca de un millar de copias.

Indianos, virreyes, obispos, religiosos, funcionarios y familias vinculadas al comercio y la minería fueron quienes impulsaron esta difusión, haciendo de la Virgen de Guadalupe una figura venerada también en suelo español. A partir del siglo XIX, su presencia se mantuvo, aunque de forma más esporádica, vinculada sobre todo a procesos migratorios, exilios y, en tiempos recientes, a la globalización.

Las regiones con mayor arraigo guadalupano se encuentran en la vertiente atlántica, el centro de la península y la cornisa cantábrica. En ellas se conservan imágenes guadalupanas en dieciocho catedrales, trece basílicas, siete colegiatas y cuatro santuarios marianos, donde gozan de culto propio. También se hallan en parroquias, conventos, museos y numerosas colecciones particulares.

El modelo iconográfico que predominó durante tres siglos quedó fijado en el siglo XVII. Narraba los cuatro encuentros milagrosos entre la Virgen de Guadalupe y el indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en las afueras de Ciudad de México. Según la tradición, el primero de ellos ocurrió el 9 de diciembre de 1531, entre cantos de aves. Como prueba de la aparición, Juan Diego presentó al obispo fray Juan de Zumárraga una tilma con flores milagrosas, en la que había quedado impresa la imagen de la Virgen.

Artistas novohispanos como José Juárez y Juan Correa, junto al grabador sevillano Matías de Arteaga, fueron los primeros en plasmar estos relatos en series pictóricas que fijaron el canon visual guadalupano. Este modelo se replicó durante siglos y traspasó formatos: lo encontramos también en esculturas, arquitecturas y numerosas artes suntuarias.
Amalia González Manjavacas
EFE-REPORTAJES

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