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Imagen representativa del cumpleaños de un gato. Foto Frimufilms-Freepik.

¿Qué debemos hacer cuando nuestras mascotas envejecen? El chequeo periódico para prevenir y tratar las patologías más comunes en perros y gatos de mayor edad, así como una serie de cuidados especiales, son fundamentales para mantener su salud física y anímica y su calidad de vida, indican los especialistas.

Aunque a veces se los denomina ‘animales de compañía’ son mucho más que eso. Para muchas personas los perros y/o gatos con los que conviven y comparten buena parte de su vida, son parte de la familia. Y al igual que los integrantes de la familia las mascotas envejecen y experimentan el impacto del paso de los años. Es un proceso natural en humanos y animales.

“La vejez de nuestros perros y gatos no tiene por qué implicar que pierdan calidad de vida. Con los cuidados adecuados, las mascotas geriátricas pueden disfrutar de una vida plena y feliz. La detección precoz y los tratamientos específicos son clave para garantizar su bienestar”, explican desde las clínicas veterinarias Medivet.

Medivet (www.medivetgroup.com/es-es) es un grupo veterinario europeo con alrededor de 500 clínicas y hospitales situados en Reino Unido, España, Francia y Alemania.

“A medida que nuestras mascotas se hacen mayores, es común que aparezcan enfermedades o alteraciones que, en un principio, pueden pasar desapercibidas”, señala Elena Álvarez Quesada, veterinaria especializada en Medicina Felina de Medivet Centro Veterinario Sur.

Veterinario examinando a un perro mayor en la clínica. Foto Medivet.

Explica que “si esos desórdenes no se detectan a tiempo, pueden afectar significativamente la calidad de vida de nuestros perros y gatos, o manifestarse de forma más severa cuando su tratamiento resulta más complejo”.

El comienzo de la madurez.

Aunque la edad a partir de la cual una mascota es considerada geriátrica varía según su especie y raza, en Medivet consideran que “en términos generales tanto perros como gatos entran en una etapa de madurez avanzada a partir de los 7 años de vida”.

“A los 7 años se empiezan a ver los primeros efectos de enfermedades que pueden ser graves y/o volverse crónicas”, según explica a EFE Almudena Vicente, directora médico veterinario de Medivet.

Apunta que la equivalencia de la edad de un perro o un gato en “años humanos” varía según su especie, tamaño y raza.

Pero “si nos fijamos en distintos estudios y tablas, podríamos decir que sería una edad equivalente a entre 44 y 56 años en un ser humano. Correspondiéndose con los 44 años, en los gatos y perros de razas pequeñas o ‘toy’, y con los 56 años de las razas caninas gigantes y algunas razas de gatos más grandes”, añade.

Joven celebrando el cumpleaños de su mascota canina. Foto Freepik.

“En esta etapa, nuestras mascotas pueden comenzar a experimentar cambios fisiológicos que, en muchos casos, no presentan señales o síntomas evidentes” señala Álvarez.

“A medida que nuestras mascotas envejecen, es fundamental prestar atención a los cambios físicos y de comportamiento que puedan indicar problemas de salud”, añade esta veterinaria.

Explica que entre las señales más comunes de envejecimiento se encuentran la pérdida de movilidad, la disminución del aseo personal (particularmente en gatos), menor energía, fluctuaciones en el peso, aumento de la sed y la micción, aparición de problemas dentales y la pérdida parcial de audición o visión.

En los perros, estos cambios suelen ser más evidentes, sobre todo en su movilidad, a través de problemas como la osteoartritis (artrosis) se vuelven más notorios, asegura.

Por su parte, los gatos tienden a enmascarar sus síntomas, lo que puede retrasar la detección de enfermedades hasta fases más avanzadas, por lo que hay que estar atentos a señales sutiles, como el estado del pelaje, la aparición de nudos y su estado de ánimo general, según Álvarez.

Detalla que las mascotas geriátricas son más propensas a desarrollar una serie de patologías que afectan su calidad y esperanza de vida, como hipertensión, hipertiroidismo, diabetes, dolencias de las válvulas cardíacas, osteoartrosis, enfermedad renal crónica y neoplasias (tumores).

Veterinaria acariciando a un gato pequeño en su consulta. Foto Medivet.

Son “afecciones que, mediante una detección precoz, pueden ser tratadas para asegurar una vida prolongada y, sobre todo, con una buena calidad para nuestras compañeras”, según destaca.

Chequeos periódicos y cuidados especiales.

Advierte que los chequeos rutinarios son importantes en todas las etapas de la vida de una mascota, y resultan imprescindibles en los animales mayores y geriátricos.

A una mascota geriátrica hay que dedicarle una atención más exhaustiva y unos cuidados específicos, en aspectos clave como la alimentación, el ejercicio y la higiene, según Medivet.

“Las dietas bajas en calorías y ricas en proteínas de alta calidad, son esenciales para controlar el peso y prevenir problemas metabólicos en las mascotas añosas. Su alimentación debe incluir ácidos grasos omega-3 y suplementos para las articulaciones, que favorecen su movilidad y salud general” explican.

El ejercicio debe ajustarse a las capacidades físicas de la mascota, y puede consistir en paseos más cortos y juegos suaves, que le ayudarán a mantener su movilidad sin causarle estrés físico innecesario, indican desde Medivet.

En materia de higiene, es necesario efectuar limpiezas dentales para prevenir enfermedades bucales, y realizar un cuidado regular de su pelaje, uñas y piel, para mantener su bienestar general, añaden.

Especialista sosteniendo un gato negro en sus brazos. Foto Medivet.

Elena Álvarez señala que durante la vejez de la mascota, las visitas al veterinario deben ser más frecuentes, con chequeos cada seis meses o según lo recomiende el especialista.

“Esto permitirá detectar a tiempo cualquier problema de salud y ajustar los tratamientos necesarios para mantener la calidad de vida del animal”, recalca.

Un chequeo geriátrico típico, dirigido a animales mayores de 7 años y destinado a diagnosticar de manera temprana sus patologías más comunes en esa etapa de su vida, incluye consulta geriátrica, exploración física completa, análisis de orina, medición de presión arterial y análisis sanguíneos, así como estudios radiológicos y ecográficos, según Medivet.

“Este chequeo incluye un examen físico completo en el que se examina a la mascota de nariz a cola. Es como si se le efectuara la inspección técnica periódica a un vehículo automotor, para asegurarse que su maquinaria está en buen estado y todo funciona adecuadamente”, ejemplifican.

Si en el chequeo básico se detecta alguna condición de salud que requiera especial atención, el veterinario puede recomendar que se efectúen a la mascota pruebas complementarias adicionales

Recomendaciones para la salud emocional.

El envejecimiento también afecta el bienestar emocional de las mascotas, que en esa etapa suelen mostrar “mayor irritabilidad o ansiedad o alteraciones en los hábitos de sueño”, según Medivet.

“Estos cambios pueden ser señales de malestar o dolor, por lo que es importante acudir al veterinario si se detecta alguna anomalía en la mascota”, aconsejan.

“Para mejorar la salud emocional y mental de una mascota geriátrica es muy importante proporcionarle un ambiente seguro y saludable, junto con un ejercicio físico adecuado a su condición y una dieta balanceada”, señala Almudena Vicente.

Además, “debemos estimularla mentalmente,  por ejemplo a través juegos de olfato, juguetes interactivos o cambiando la ruta de los paseos”, añade. “La socialización es fundamental  para una mascota”, enfatiza esta especialista.

“Su propietario o cuidador debe dedicarle tiempo de calidad, caricias, contacto físico y una interacción verbal suave, todo lo cual le brinda consuelo al animal. También es recomendable que la mascota mantenga contacto social con otras mascotas o personas que conozca y con las que se sienta cómoda”, concluye. Por: Ricardo Segura. Imágenes: EFE

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