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‘En la artesa’ de Pablo Gargallo (1881-1934) 1898 Bronce, 103,5 x 114 x 26 cm., Museo Pablo Gargallo, Ayuntamiento de Zaragoza.

La repercusión de los cambios sociales en el arte de finales del siglo XIX y principios del XX es el tema central de una nueva exposición en el Museo del Prado que permite conocer los primeros trabajos de artistas tan conocidos como Picasso, Sorolla, Solana, Regoyos, Rusiñol o Zuloaga, obras de temática social que pese a ser de grandes maestros, muchas no habían sido expuestas antes.

Arte y transformaciones sociales en España (1885-1910), brinda al visitante la oportunidad de aproximarse a un fenómeno, el del arte social, relativamente breve en el tiempo, de apenas veinticinco años en la transición de los siglos XIX al XX, pero repleto de alicientes, según expone el comisario de la muestra, Javier Barón, Jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX.

Una huelga de obreros en Vizcaya de Vicente Cutanda Óleo sobre lienzo, 275 x 550 cm 1892 Madrid, Museo Nacional del Prado.

“Entre 1885 a 1910 con los gobiernos liberales en España se produjeron transformaciones decisivas para la modernización del país, a semejanza de lo que ocurrió en Europa. Los artistas dejaron de tratar asuntos históricos para abordar la vida del momento, de modo que sus obras se convirtieron en testimonios elocuentes de aquellos cambios”, afirma el historiador del Arte.

Obras de Regoyos, Sorolla, Picasso, Gris, Solana, Nonell, Gargallo, entre otros artistas. Una oportunidad única para aproximarse a las interpretaciones de los artistas de la profunda transformación social experimentada entre finales del siglo XIX y principios del XX, ya que después de una larga época de predominio de la pintura de historia, con lo histórico como inspiración principal, es ahora cuando la temática de contenido social va a analizar los cambios que tuvieron lugar en este periodo.

Influidos por la fotografía, los pintores buscaron una objetividad en la representación, adoptando un estilo naturalista, similar al que había triunfado en Francia y en otros países, pero sin perder la identidad especial gracias al estudio y a la reivindicación de Velázquez como referencia de prestigio.

Una desgracia de José Jiménez Aranda 1890 Óleo sobre lienzo, 106 x 150 cm Colección particular.

OBRAS EXPUSTAS POR PRIMERA VEZ

La diversidad de técnicas y registros creativos en las casi 300 obras -muchas antes nunca expuestas- que componen la exposición permiten mostrar la gran variedad de respuestas de los artistas al reto de representar las transformaciones de la sociedad de su tiempo en aspectos hasta entonces apenas tratados y que abarcan diferentes aspectos de la vida contemporánea, incluidos aquellos que, por su carencia de belleza, su supuesta falta de decoro o su considerada ausencia de interés, apenas habían sido considerados antes.

Una sala del hospital durante la visita del médico jefe, de Luis Jiménez Aranda. Óleo sobre lienzo, 290 x 445 cm. 1889. Museo Nacional del Prado.

Entre ellos, el trabajo industrial y el de la mujer, la educación, la enfermedad y la medicina, los accidentes laborales, la prostitución, la emigración, la pobreza y la marginación, las huelgas, el anarquismo y las reivindicaciones obreras. Otros temas, en cambio, que tenían una larga tradición, como el trabajo en el campo y en el mar, la religión y la muerte, aparecen ahora vistos bajo un prisma nuevo.

Y por otra parte, temas que, en cambio, tenían una larga tradición, como el trabajo en el campo y en el mar, la religión y la muerte, pero vistos bajo un prisma nuevo. El hecho de que continuaran tratando los mismos temas que habían abordado los naturalistas permite poner de manifiesto, en la exposición, la riqueza de las aproximaciones a aquellos asuntos en un corto periodo de tiempo.

Veinte entre estos cuadros, la mayoría de grandes dimensiones, constituyen el núcleo de la muestra, la primera que la institución dedica a este tema -el social- tan relevante por su presencia en sus colecciones, pero escasamente representado en su exposición permanente y, por ello, poco conocido.

Entierro en el campo Pablo Picasso.1900 Pastel sobre papel, 240 x 306 mm. Barcelona, Museu Picasso Barcelona, MPB © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2024.

En la exposición se analizan la diversidad de interpretaciones de todos esos temas, la interrelación entre las distintas técnicas, como la fotografía, la ilustración y la pintura, y la crisis del sistema de representación naturalista tras el triunfo de sus autores más destacados, como los hermanos Luis y José Jiménez Aranda, Vicente Cutanda, Joaquín Sorolla, Santiago Rusiñol y Ramon Casas.

El periodo de eclosión del primer arte social estuvo comprendido entre las Exposiciones Universales de París de 1889 y 1900, en las que dos pintores españoles, Luis Jiménez Aranda y Joaquín Sorolla, respectivamente, recibieron la medalla de honor. Aunque continuaron cultivándose por otros artistas hasta 1910, las propuestas del naturalismo fueron sustituidas por otras de índole más expresiva.

“De modo simultáneo declinó la influencia de Velázquez, progresivamente sustituida por la del Greco entre los artistas renovadores y sensibles a las transformaciones que se habían producido en Europa. El primer ejemplo más temprano fue Darío de Regoyos y, después de 1900, Francisco Iturrino, Ricardo Baroja, Hermen Anglada-Camarasa, Isidre Nonell, o Evaristo Valle.

Las hijas de María (Servantes de Marie) de Darío de Regoyos. 1891. Colección particular

Otros como Joaquim Sunyer, Pablo Gargallo, Juan Gris, Gutiérrez Solana, Ignacio Zuloaga y hasta Julio Romero de Torres trabajaron, según planteamientos muy personales, más atentos a ciertos aspectos del arte del pasado, nuevas orientaciones”, apunta Barón.
El cinematógrafo había llevado al máximo las posibilidades de representación de la vida, de modo que los artistas renunciaron a los grandes formatos y a la objetividad y siguieron una orientación radicalmente moderna, que consideraba la revolución obrada por el postimpresionismo en París. Pintores, escultores y artistas gráficos, entre ellos muchos catalanes y vascos, encontraron allí un cauce apropiado para desarrollar sus propuestas con mayor libertad y al margen de la academia.

Muestrarios de fotografías eróticas, Antoni Esplugas i Puig Papel a la albúmina, 170 x 120 mm h. 1890 Barcelona, Colección Domènech-Ballester

Junto a la pintura también se incluyen la escultura y las artes gráficas, así como la fotografía y el cine, que tuvieron el papel más destacado en la configuración de la imagen de la época. Además, se ofrece la posibilidad de descubrir algunas de las experiencias multimedia que Samsung y el Museo han creado a lo largo de 10 años de colaboración como la Guía del Prado, que puede descargarse de forma gratuita.

La insuficiente protección de los trabajadores hacía frecuentes los accidentes laborales en las tareas tradicionales, como la pesca, en ¡Aún dicen que el pescado es caro!, de Joaquín Sorolla, y también en los nuevos trabajos de obras públicas motivados por la expansión de la construcción, que vemos en Una desgracia, de José Jiménez Aranda.

Exposición Arte y Transformaciones sociales en España 1885-1910. Museo Nacional del Prado. 2024

En cuanto al apartado de la emigración, hay que recordar que en la última década del siglo XIX emigraron de España a América, principalmente a Cuba y Argentina, hasta 400.000 personas. Este nuevo acercamiento de los pintores a este asunto se produjo en cuadros de grandes dimensiones, con figuras monumentales, siendo frecuente la elección del motivo del embarque de los que partían, también reflejado en las fotografías, ya que este momento condensaba mejor que ninguna la tristeza por la despedida de los familiares y la incertidumbre por el futuro.

Amalia González Manjavacas
EFE REPORTAJE

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