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En un viraje relevante en la estrategia económica de Estados Unidos, el presidente Donald Trump comunicó un incremento contundente del 125% en los impuestos aduaneros aplicados a China, con efecto inmediato. Esta determinación, según el mandatario, se debe a lo que interpreta como una falta de consideración por parte de China hacia los mercados internacionales y su constante estrategia de engañar a Estados Unidos y a otras naciones.

Trump también subrayó que más de 75 países han solicitado diálogos con delegados estadounidenses para tratar asuntos como obstáculos al comercio, manipulación de divisas y tarifas no monetarias. En respuesta, el presidente autorizó una suspensión de 90 días en los aranceles mutuos para esas naciones, además de una disminución del 10% en las tasas durante dicho lapso.
Paralelamente, el vínculo comercial entre Estados Unidos y China continúa degradándose. En las últimas semanas, China ha adoptado acciones de respuesta, como la imposición de aranceles del 34% a productos provenientes de EE.UU., lo cual ha provocado inquietud en los mercados financieros internacionales. Asimismo, los precios de bienes agrícolas como el maíz y la soya se han desplomado a causa de las limitaciones impuestas por Pekín.

La intensificación de este conflicto ha generado un efecto considerable en los índices bursátiles y en la economía mundial, con pérdidas acumuladas de billones de dólares en los mercados accionarios. A pesar de ello, Trump ha reafirmado su apertura a entablar negociaciones, siempre y cuando las condiciones favorezcan a Estados Unidos.
Este escenario pone en evidencia una creciente inestabilidad en el comercio global, mientras el planeta observa expectante el rumbo de las conversaciones y las potenciales consecuencias económicas derivadas de estas medidas.
Fuente: Agencia México