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El diseñador colombiano Marco M. Emiliani (en la imagen una de sus propuestas) planteó un viaje sensorial que conecta el Caribe con el Mediterráneo a través de tejidos, siluetas y referencias culturales. Foto cedida por Mediterránea Fashion Week

Valencia se ha convertido, por unos días, en epicentro de la moda internacional gracias a la cuarta edición de la Mediterránea Fashion Week. El certamen, que busca proyectar el diseño mediterráneo hacia el mundo, ha contado este año con una presencia destacada de creadores latinoamericanos, especialmente de Colombia y Honduras.

Sus propuestas no solo han aportado frescura y riqueza artesanal, sino también un discurso cultural que trasciende fronteras. Durante dos jornadas, la ciudad española ha acogido colecciones en las que lo mediterráneo dialogó con lo latinoamericano, ofreciendo un escaparate diverso y lleno de matices.
La participación del colombiano Marco M. Emiliani, fundador de la firma Anthias, y de la hondureña Duly Romero ha reconfirmado que la moda de autor de América Latina ocupa ya un lugar relevante en el circuito de moda español.
El papel de América Latina en el mapa global de la moda.
La presencia de diseñadores latinoamericanos en Valencia ha puesto de relieve que la moda de la región no es un elemento periférico ni meramente exótico, sino un motor de innovación. Emiliani y Romero representan a una generación que reivindica sus raíces culturales al tiempo que abraza una perspectiva cosmopolita.

Ambos defienden una moda con relato, en la que la sostenibilidad, la artesanía y la autenticidad son elementos centrales. En un contexto en el que la industria busca diferenciarse de la uniformidad, las propuestas latinoamericanas encuentran un espacio privilegiado para demostrar que la diversidad es también un valor estético y comercial.
En la Mediterránea Fashion Week esta visión se traduce en colecciones que suman frescura, simbolismo y poesía. El resultado fue un diálogo intercultural que refuerza la idea de que la moda es un lenguaje compartido capaz de derribar fronteras.

Un puente entre el Caribe y el Mediterráneo.

El diseñador colombiano Marco M. Emiliani planteó un viaje sensorial que conecta el Caribe con el Mediterráneo a través de tejidos, siluetas y referencias culturales. Su propuesta incluye camisas de lino reinterpretadas, vestidos fluidos y conjuntos de inspiración utilitaria, siempre bajo una estética limpia y contemporánea.

 

La paleta cromática —arena, verde oliva y azul marino— evoca los paisajes caribeños y la sobriedad mediterránea, en un guiño hacia ambos enclaves. A estos tonos se suman bordados artesanales en forma de palmeras, un sello característico de su firma, con la que Emiliani entiende la moda como puente cultural y como vehículo de sostenibilidad.
El creador, que ya había participado en ferias internacionales, consolida en Valencia su posición como una voz emergente de peso dentro del diseño latinoamericano. Su visión se centra en la atemporalidad, la durabilidad y la versatilidad de las prendas, con una mirada respetuosa hacia el medioambiente.

La moda latinoamericana se asienta en la Mediterránea Fashion Week. Foto cedida por Mediterránea Fashion Week

Esta filosofía conecta con una generación de diseñadores que entienden la globalización como una oportunidad para mostrar lo local con una vocación universal. El público valenciano acogió con entusiasmo la colección, destacando su capacidad para sintetizar exotismo y elegancia contemporánea.

La moda como poesía visual.

La hondureña Duly Romero ha presentado la colección ‘Pinceladas del alma’, una propuesta que convierte la pasarela en un lienzo vivo, donde vestidos de mikado, tafetán, organza y brocados metálicos parecían emerger de un cuadro en movimiento.

Romero juega con capas etéreas, transparencias y volúmenes que confieren a las prendas un aire onírico. La textura y el color se transformaron en vehículo narrativo, trasladando al público a un universo donde lo pictórico se fundía con lo textil.

Más allá de lo estético, la diseñadora centroamericana reivindica un discurso propio: la moda como espacio de encuentro entre arte y cultura, como manifiesto de sensibilidad y autenticidad. Su regreso a Valencia fue celebrado como una confirmación de que Honduras también tiene un lugar en el mapa.

La propuesta de Romero se convierte en un recordatorio de que la delicadeza puede ser también una forma de poder. Su obra, cargada de poesía visual, se situó en la línea de quienes conciben la moda no solo como un producto, sino como un relato artístico capaz de transmitir emociones.

Volúmenes y piezas artesanales destacan en estas propuestas. Foto cedida por Mediterránea Fashion Week

 

Un escaparate con vocación internacional.

La Mediterránea Fashion Week no es una cita convencional. Concebida como un encuentro que conecta la tradición artesanal mediterránea con una mirada global, se desarrolla en espacios históricos como el Palacio de la Exposición, lo que refuerza su carácter singular.
La edición de este año ha contado con diseñadores como Souraya Sahraoui (Túnez), Ramelle (Rumanía) y los españoles Maison Mesa, Devota & Lomba, Madame Sibarita, Leticia Valera y Miguel Llopis. La diversidad de propuestas refuerza la idea de que la moda mediterránea se enriquece cuando dialoga con otras latitudes.

Valencia, cruce de caminos.

La ciudad de Valencia se ha consolidado como un escenario clave para el diseño emergente y para la proyección de propuestas con ADN mediterráneo. Su condición de enclave histórico, abierto al mar y con tradición artesanal, refuerza la vocación de la Mediterránea Fashion Week como puente entre culturas.

Los paisajes mediterráneos en conversación con el caribe inspiran las colecciones. Foto cedida por Mediterránea Fashion Week

La participación latinoamericana en esta edición no solo ha dado mayor visibilidad a creadores de Colombia y Honduras, sino que también ha reafirmado a la ciudad como un cruce de caminos donde lo mediterráneo y lo latino se encuentran.
Más allá de las pasarelas, el certamen ha puesto sobre la mesa una reflexión sobre el futuro de la moda: un futuro que pasa por la inclusión de voces diversas, por la reivindicación de lo local en clave global y por la búsqueda de un equilibrio entre tradición y sostenibilidad.

El certamen valenciano ha demostrado que la creatividad no entiende de fronteras y que la autenticidad sigue siendo uno de los valores más apreciados en la moda contemporánea. En esta edición, el acento latino brilló con luz propia, dejando claro que la unión entre el Mediterráneo y América Latina abre un camino fértil para la innovación y el diálogo cultural.
MARÍA MUÑOZ RIVERA.
EFE REPORTAJES

 

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