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Un corrector debe de servir para lo que indica su denominación: corregir ojeras, manchas, rojeces o despigmentación. EFE/ Daniel González

Guste o no, maquillarse es un arte, efímero, pero que como el de Miguel Ángel y Velázquez también se ejecuta con pinceles. Resalta la lozanía de la juventud, la belleza natural del paso del tiempo y consigue un efecto terapéutico en quien lo lleva al verse mejor, así lo explica Roberto Siguero en el libro ‘Ellas al desnudo’ (Espasa).

Actrices como la colombiana Juana Acosta, la argentina Luisa Mayol, Belén Rueda, Marta Hazas, Ana Milán y modelos como Inés Sastre o Laura Sánchez son algunos de los rostros que ha maquillado Roberto Siguero que, con una trayectoria de más de 25 años, muestra en su libro un guion sobre cómo ocultar las imperfecciones del rostro o cómo sellar la belleza con polvos.

Para el maquillador la base de maquillaje es una segunda piel, “imperceptible y ligera, el cimiento sobre el que se construye la identidad visual”. Asegura que la base está para corregir imperfecciones, pero también para potenciar esa parte natural de piel perfecta.
Licenciado en Bellas Artes, Siguero rompe la tradición de probar la base de maquillaje en la muñeca y recomienda hacerlo sobre la mandíbula, en la línea que separa el rostro del cuello.

 

“Es aquí donde vamos a encontrar el color perfecto para cada persona” y añade que, a la hora de elegir un acabado, el luminoso sugiere frescura y vitalidad mientras que uno mate evoca “sofisticación y control”.

Para difuminarlo se queda con una sola herramienta: las manos, pero añade que lo fundamental es que el resultado final sea uniforme, sin cortes ni de textura ni de color.
Correctores, detalles a tener en cuenta

Roberto Siguero muestra en su libro un guion sobre cómo ocultar las imperfecciones del rostro o cómo sellar la belleza con polvos. EFE/ Borja Sánchez-trillo

Ante todo un corrector debe de servir para lo que indica su denominación: corregir ojeras, manchas, rojeces o despigmentación. El maquillador apunta que cuanto mayor es la intensidad de la mancha u ojera mayor debe de ser la cobertura y su tono va a ser decisivo para neutralizar la imperfección.

En el caso de que no se utilizan correctores de colores para contrarrestar imperfecciones, él prefiere aplicar la base y luego el corrector, “porque primero unifico y lo que no logro corregir con base, lo hago con el corrector”.

Aconseja aplicar sin exceso y justo en el lagrimal hasta más o menos la mitad del ojo; sin invadir la zona exterior para evitar marcar las líneas de expresión, en caso de personas de cierta edad.

Aplicarse un labial es un ritual. Para conseguir el mejor efecto deben de estar hidratados y desmaquillados por completo EFE/Borja Sánchez-Trillo

Calentar el producto es uno de sus trucos para que se adhiera a la piel y elige un tono más claro que el de la piel o uno más claro que la base de maquillaje. La asociación es a mayor ojera mayor claridad y cobertura.

La frescura del color

Sobre el colorete, Siguero asegura que su función es dar la ilusión de una estructura ósea más definida. “Para acortar un rostro alargado aplico el colorete de manera muy horizontal y si lo que quiero es corregir un óvalo redondo, lo aplico en forma de triángulo invertido en mitad de la mejilla”.

Los coloretes iluminadores, bien mate o irisados, dan volumen y realzan los pómulos. “Ayuda a ensamblar diferentes productos de maquillaje como la base, las sombras de ojos o un labial audaz”, apunta el profesional.

Los labios.

Aplicarse un labial es un ritual. Para conseguir el mejor efecto deben de estar hidratados y desmaquillados por completo, Siguero aconseja aplicar base de maquillaje corrector para poder diseñar el labio al gusto de la persona.

Posteriormente lo perfila del color de la barra que vaya a utilizar o más oscuro para lograr un efecto de volumen, creando un degradado; para ello, difumina el perfilador hacia el centro del labio.

Cuanto mayor es la intensidad de la mancha u ojera mayor debe de ser la cobertura y su tono va a ser decisivo para neutralizar la imperfección, explica Siguero. EFE/EPA/CAROLINE BREHMAN

 

En acabados naturales renuncia al perfilador y rellena con ayuda de un pincel; retira el exceso una ligera presión de los labios sobre un papel y fija con una fina capa de polvos translúcidos antes de aplicar una segunda capa.

Está de acuerdo con la regla que marca que si el tono de piel es frío se utilice un labial frío y si la piel es cálida, un tono cálido, pero asegura que el color de labios es algo muy personal que va más allá de modas y tendencias. No es necesario que combine con la ropa, como hace unos años y optar por un tono que a cada uno le haga sentir seguro.
Y descarta una cuestión: “El rojo no le queda mal a nadie”, hay que saber elegir el grado y la textura.

Máscara de pestañas, lo más

“Máscara al poder”, afirma Siguero. La máscara de pestañas corrige o modifica la forma del ojo dependiendo de su aplicación. No es lo mismo intensificar las pestañas exteriores que las interiores, ni maquillar las inferiores porque redondea y hace que el ojo caiga.
La máscara es capaz de corregir unos ojos juntos, separados, caídos o saltones si su aplicación es correcta, apunta el maquillador.

“Después de muchos años practicando, he llegado a la conclusión de que la mejor forma de aplicar la máscara es en movimientos de zigzag, de la raíz a las puntas”, remarca, pues donde se consigue el volumen es en la raíz.

Tal y como explica Siguero en ‘Ellas al desnudo’ el sencillo gesto de maquillar las pestañas “puede cambiar el ojo, la mirada y hasta el modo de ver el día”.
Inmaculada Tapia EFE REPORTAJES

 

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