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Visitar el puerto y los coloridos edificios de Copenhague, capital de Dinamarca, es una experiencia inolvidable. Foto: Jetcost.

Las ciudades del Viejo Continente son una de las opciones ideales para quienes desean conocer y disfrutar mucho en poco tiempo, debido a que en ellas se concentra una gran cantidad de lugares de interés cultural, histórico, monumental, artístico y gastronómico. Los especialistas proponen algunos de los mejores destinos europeos para una escapada de unos pocos días.

Las vacaciones de verano han quedado atrás, y hasta el año próximo ya no dispondremos de un lapso prolongado con muchos días de asueto para dedicarlos a realizar un gran viaje.
Sin embargo, cada año hay 52 o 53 fines de semana, así como algunos lapsos festivos y días libres, que podemos aprovechar para escaparnos de nuestras ocupaciones habituales para distraernos y divertirnos, y después regresar renovados.

“Las búsquedas relacionadas con las ‘escapadas de fin de semana’ han aumentado un 28% en el último año (2024 a 2025), según los datos que maneja de Jetcost”, señala a EFE Enrique Sancho, representante en España de esta plataforma en línea especializada en buscar precios baratos de vuelos, hoteles y alquiler de coches. (www.jetcost.es/).

La ciudad de Lugo (Galicia, España) cuenta con tres sitios reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Foto: Jetcost.

En este sentido, las ciudades europeas son una de las opciones preferidas por los viajeros para disfrutar de una escapada de 48 o 72 horas o de muy pocos días, según Sancho.

Estos destinos son especialmente ‘fructíferos’ en términos turísticos, ya que concentran gran variedad de puntos de interés cultural, histórico, monumental, artístico y gastronómico, en un área no demasiado extensa, por lo que las contadas horas que pasemos allí nos depararán muchas experiencias imborrables.

El equipo de especialistas de Jetcost ha confeccionado una selección de las mejores ciudades europeas para disfrutar de una escapada de fin de semana o de viaje de pocos días de duración, elegidas por los propios usuarios de la plataforma, entre las que destacan las que se describen a continuación.

Copenhague (Dinamarca).

Edimburgo, la capital de Escocia, en el Reino Unido, es una ciudad repleta de historia y encanto y con una magia especial. Foto: Jetcost.

No hay grandes monumentos en la capital de Dinamarca; el más popular es una pequeña escultura de una Sirenita sobre una roca cerca del puerto, que rinde homenaje a uno de los cuentos del autor danés más conocido: Hans Christian Andersen.

 

 

Una buena razón para visitar esta ciudad, que ofrece un equilibrio perfecto entre vegetación urbana, diseño vanguardista y ambiente relajado, es el pintoresco barrio de Nyhavn, con sus casas de tonos pastel con vistas al canal, ideal para relajarse en las mesas de sus típicas terrazas, según Jetcost.

Dos lugares icónicos son los jardines del Tívoli, un viejo parque de atracciones con el encanto de sus viejos artefactos y los conciertos y espectáculos nocturnos que alberga en verano, y el barrio alternativo de Christiania, precursor del movimiento hippy que cautiva con su historia de espíritu libre y llamativos murales.

Lugo (España).

El puente Don Luis I sobre el río Duero es uno de los lugares emblemáticos de la ciudad portuguesa de Oporto. Foto: Jetcost.

Esta ciudad de Galicia alberga tres lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Las murallas, unas de las más completas de la época romana, con su base de pizarra y granito y más de dos kilómetros, son el paseo más popular, que permite disfrutar de un agradable recorrido mientras se contempla la ciudad desde lo alto.

Lugo alberga una etapa importante del Camino Primitivo de Santiago, la ruta más antigua de peregrinación a Compostela, frecuentada por el pueblo astur-galaico, durante los siglos IX y X, y peregrinos procedentes de otras partes de España y Europa

Su catedral, en la que coexisten los estilos románico tardío, gótico, renacimiento, barroco, neoclásico y otros, cuenta con una bella capilla mayor, dedicada a Nuestra Señora de los Ojos Grandes, en la que se funden madera y piedra en una creación.

Edimburgo (Escocia).

La célebre milla real de la capital escocesa, en el Reino Unido, une el castillo de Edimburgo con el palacio Holyroodhouse, residencia oficial de los monarcas británicos en Escocia, separados ambos puntos por una milla escocesa (1.814,2 metros).

En torno a esas cuatro calles seguidas se construyó la Ciudad Vieja, donde están monumentos emblemáticos, como la catedral de St. Giles, obra maestra del gótico, o el callejón Mary King’s Close, que muestra la miseria y la enfermedad (la peste) que reinaba por la ciudad de Edimburgo entre los siglos XVI y XVII, y también hay decenas de tiendas de recuerdos, pubs, restaurantes, artistas callejeros y gente tocando la gaita escocesa.
Desde Jetcost recomiendan visitar el mirador de Calton Hill, una colina popular por sus vistas de la ciudad y sus construcciones neoclásicas inspiradas en la Antigüedad, incluyendo el Monumento Nacional de Escocia, que recuerda un templo griego.
Budapest (Hungría).

El palacio de los Reyes de Mallorca, es uno de los sitios monumentales de obligada visita en la ciudad francesa de Perpignan. Foto: Jetcost.

Menos conocida que otras grandes plazas, la Plaza de la Trinidad (Szentháromság tér), situada en la parte más alta de Buda (una de las dos partes de la capital húngara, dividida por el río Danubio), es una de las mejores plazas europeas, según Jetcost.
Esta plaza, rodeada de edificios y monumentos históricos, como la Iglesia de Matías, el Castillo de Buda y el Bastión de los Pescadores, alberga una estatua icónica dedicada a la Santísima Trinidad que rinde homenaje a las víctimas de la peste bubónica de 1691 y otra impresionante estatua, de 1906, de San Esteban frente al Bastión de los Pescadores, obra de Alajos Stróbl.

También está allí la Casa del Vino Húngaro (Magyar Borok Háza) que representa las 22 regiones vinícolas del país y tiene botellas de 700 vinos diferentes, muchos de los cuales se pueden degustar abonando el precio de la entrada.

Oporto (Portugal).

Los platos típicos de Oporto, el bacalao y las sardinas, son una buena razón para ‘escaparse’ a esta ciudad situada a orillas del Duero, entre tejados, barquitos pesqueros, balcones de madera gastada y cierto aire decadente propio de Portugal, según Jetcost.
Pero hay más, como los impresionantes azulejos de las fachadas de la Capilla de las Almas, una de las iglesias más bonitas (formadas por más de 16.000 piezas) o los de la Estación de San Benito, con sus murales compuestos por más de 20.000 piezas.

 

Oporto también alberga la espectacular librería Lello, una de las más bonitas del mundo, y ofrece la posibilidad de hacer un crucero a bordo de un ‘rabelo’ (barco tradicional que se utilizaba para transportar el vino desde los viñedos hasta las bodegas), contemplando las orillas del río y cruzando seis puentes, uno de ellos diseñado por un ingeniero socio de Gustave Eiffel.

Turín (Italia).

En esta ciudad del norte italiano, famosa por albergar, en la capilla de la Sábana Santa, el sudario que posiblemente cubrió el cuerpo de Cristo, está el museo más antiguo dedicado a la cultura egipcia y el mayor después del de El Cairo, con más de 40.000 piezas expuestas, entre tablillas, momias humanas y de animales, objetos funerarios y cotidianos, papiros, estatuas y esfinges.

El palacio de los Reyes de Mallorca, es uno de los sitios monumentales de obligada visita en la ciudad francesa de Perpignan. Foto: Jetcost.

 

Turín también alberga, dentro de la Mole Antonelliana, un monumento simbólico de la capital del Piamonte, el Museo Nacional del Cine, que exhibe unas 1.800.000 piezas, entre películas, fotografías, dispositivos, carteles, documentos, grabaciones sonoras, libros y discos.

Elegante y austera, Turín fue la primera capital de Italia y cuenta con un patrimonio artístico y cultural grandioso: elegantes residencias aristocráticas, impresionantes palacios barrocos, y monumentos de incalculable valor, que la caracterizan aún hoy, convirtiéndola en una mezcla de antigüedad y modernidad, según Jetcost.

Perpiñán (Francia).

En el sur de Francia, la hermosa y soleada ciudad de Perpiñán ofrece una atractiva y acogedora experiencia turística mediterránea y un rico patrimonio histórico que sorprende por su densidad, diversidad y calidad, según Jetcost.

Desde esta plataforma recomiendan visitar Le Castillet y el museo Casa Pairal, un edificio monumental cuya cima ofrece una vista de 360 grados del centro de la ciudad; así como el Palacio de los Reyes de Mallorca, de estilo gótico, con un patio central, arcadas, capillas y hermosas salas repletas de magníficos tapices, que reflejan el esplendor de épocas pasadas.

También aconsejan conocer el Hotel Pams, joya del Art Nouveau, cuya sobria fachada que da a la calle contrasta con el resto del edificio donde destaca la imponente escalera de ónix, mármol y estuco, al pie de la cual se encuentra una escultura de Raymond Sudre, decorada con pinturas de Paul Gervais.
Ricardo Segura.
EFE – Reportajes

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