Con los Juegos Olímpicos en el punto de mira, París no solo quiere ser la metrópoli deportiva este 2024, sino que aspira a presentarse al mundo con un ADN a rebosar de multiculturalidad y de compromiso para hacer frente a desafíos como el climático.
La carta de presentación de la que se servirá es la exposición ‘¡París!’, un espejo con el que probar que “no es solo la ciudad de los poderosos, de los ricos, sino también la de todos los que viven en ella y la conforman con todos sus orígenes”, declaró a EFE este jueves el comisario, Emmanuel Demarcy-Mota, en una presentación a la prensa.
Para evidenciar esa afirmación, a la entrada, en unas lonas desplegadas desde el techo, obra de la artista Marguerite Bornhauser, se ven los retratos de parisinos de diversos orígenes, edades y características.
Demarcy-Mota señaló que el Ayuntamiento de París pretende poner en evidencia entre el 25 de mayo y el 15 de noviembre con carteles, imágenes y pantallas interactivas que la ciudad es mucho más que “la capital mundial del teatro y de las lenguas”.
Algunos datos curiosos de los que el público se puede hacer eco son que apenas el 25 % de las personas que viven en la ciudad de la luz nacieron allí, que en el distrito XV hay más gatos que habitantes y que los 776 kilómetros del curso del río Sena lo convierten en el segundo más largo de Francia.
Desde el punto de vista histórico, sorprende el recordatorio de que la capital francesa ha sido la sede por excelencia de los derechos humanos.
Allí se adoptó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en plena Revolución Francesa en 1789 y se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial.
A eso se suma el compromiso climático con el Acuerdo de París de 2015, un hito en el que 193 países se comprometieron para, entre otros, reducir sus emisiones de carbono.
El recorrido de esta exposición evidencia, además, los atributos que caracterizan a los parisinos, como pueden ser la resiliencia, después de los reiterados atentados terroristas, su compromiso para manifestarse por diversas causas sociales (LGTBQ+, clima) y su aprecio por la relajación en cualquier terraza.
La que tampoco puede olvidarse es su vena deportiva, y que este verano volverá a ser posible bañarse en el Sena, como ya fue también posible de forma intermitente en el siglo XX.
Además, coincidiendo con el día de la Fiesta Nacional en Francia, la exposición mantendrá sus puertas abiertas en la noche del 14 al 15 de julio durante la que contará como gran atractivo con la antorcha de los Juegos Olímpicos.
La cita olímpica, recordó durante la visita la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, es “una oportunidad increíble por haber acelerado la historia” con la puesta en marcha de proyectos que, de otra manera, se hubieran prolongado en el tiempo, y por haber “permitido esta introspección sobre qué es París”.
Pero esta ocasión del consistorio para publicitar la ciudad no quiere ser olvidada a corto plazo, por lo que propone un nuevo encuentro dentro de 18 años en el teatro de Sarah Bernhardt para “escuchar textos y revisar objetos sugeridos por los visitantes” y combatir así “la ansiedad ante el futuro” que ha desarrollado la sociedad, añadió Demarcy-Mota.
Frente a las inquietudes medioambientales de cara al futuro, París presume de haberlas combatido con la peatonalización de más de 200 calles y la plantación de 155.000 árboles en la última década.
“Muchos occidentales se dicen que, para dentro de 18 años, falta mucho, está muy, muy lejos, pero no es verdad”, subrayó este comisario. A su juicio, más allá de la visión subjetiva sobre el paso del tiempo, el teatro es el enclave idóneo cuando se trata de la transmisión oral de la historia.
TEXTO Y VIDEO EFE