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Puebte romanao. Foto: Nacho Sevilla

Visitar puentes romanos y medievales, piscinas naturales y puertos de montaña, mientras se conoce la historia local. Contemplar el vuelo de águilas, buitres, garzas, o el escurridizo y bello pechiazul. Y como guinda al pastel, probar las delicias gastronómicas de los pueblos circundantes. Todo esto pretende el proyecto PIO.

Proyecto PIO (Puntos de Interés Ornitológico) puesto en marcha en España es una estrategia de turismo rural total que busca favorecer las visitas a los pueblos.

Uno de los retos a los que se enfrentan las sociedades modernas en la actualidad, es lograr un equilibrio entre la ciudad y los pueblos, lo urbano y lo rural, la modernidad y la tradición, la civilización y la naturaleza. Las grandes ciudades están congestionadas, hay muy poco espacio para mucha gente. Demasiada prisa, bastante estrés, mucha contaminación y poco espacio para el relax.

Por otro lado, y como nunca llueve a gusto de todos, para otros, en los pueblos pequeños hay demasiada tranquilidad, poca gente. Son lugares donde generalmente todo el mundo se conoce y hace falta un poco de novedad para romper la rutina. Un sano intercambio entre el campo y la ciudad supondría interesantes aportaciones, tanto para los ciudadanos como para los vecinos de los pueblos.

El habitante de la ciudad se beneficiaría de un necesario contacto con la naturaleza, de la que normalmente se encuentra tan alejado. Médicos japoneses han demostrado con su terapia de shinrin-yoku, traducido como baños de bosque o baños de naturaleza, que esta conexión con lo natural, tiene múltiples propiedades para el organismo. Reduce el estrés e incluso mejora el sistema inmunológico, alargando la vida, algo que ha sido corroborado por la medicina escocesa, que también prescribe el mismo tratamiento.

Visitar puentes romanos y medievales, piscinas naturales y puertos de montaña, mientras se conoce la historia local. Contemplar el vuelo de águilas, buitres, garzas, o el escurridizo y bello pechiazul. Y para reponer fuerzas, probar su contundente gastronomía. Todo esto en el proyecto PIO. Foto: Nacho Sevilla.

Por estas razones parece altamente interesante reseñar una novedosa iniciativa que se está desarrollando en la provincia de Ávila, en colaboración con el área de Turismo de la Diputación. Los autores del proyecto son los divulgadores ambientales y apasionados de la naturaleza Pipe Nebreda y Nacho Sevilla. A este último pertenecen las fotografías e ilustraciones de este artículo.

A lo largo y ancho de esta provincia, situada a menos de una hora de Madrid, cuya capital es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se están marcando Puntos de especial Interés Ornitológico. En esos puntos, a través de la página web  https://pioavila.com/, o a través de los códigos QR que hay en cada uno de ellos, no sólo se aporta información de las aves que pueden verse en ese lugar concreto, sino también de los lugares con mayor interés turístico y las peculiaridades gastronómicas más destacadas de la región.

Acompañados por Nacho Sevilla y Pipe Nebreda, visitamos los puntos PIO números 11, 12, 14 y 15. Pueden recorrerse en una mañana, por su proximidad, pero sin duda merece la pena disfrutarlos durante un fin de semana completo, para poder contemplar sus numerosas y espectaculares aves y para imbuirse bien en la tranquilidad y la belleza de los diferentes lugares.

Los puntos PIO que visitamos se extienden en un radio de unos 40 kilómetros.

Rodeados de un espectacular entorno, se descubre un puente medieval con inscripciones en la piedra del paso de la cañada real y el pago de puentazgo; un puente romano enclavado en unas preciosas piscinas naturales y la reserva natural de Valle de Iruelas, que acoge la colonia de buitre negro más densa el mundo.

En ese mismo radio de acción se puede conocer uno de los bosques de cornicabra más extensos de toda Europa y puedes rodear el embalse del Burguillo.

Foto: Nacho Sevilla.

Al subir el Puerto de Navalmoral de la Sierra y, a través de la información de los QR de los puntos PIO, aderezada con las observaciones de nuestros dos guías locales, descubrimos no sólo águilas reales, buitres leonados o milanos reales, también el rico patrimonio histórico y cultural de los pueblos de alrededor.

Uno de los municipios de la zona que merece la pena visitar es Cebreros.

Además de contar con un cielo privilegiado para la observación del firmamento, es uno de los lugares donde más se celebra la fiesta de Carnaval -no dejó de hacerlo ni siquiera durante la prohibición franquista-. Es un pueblo donde absolutamente todos los vecinos se disfrazan.

Si alguien quisiera profundizar más en los ritos ancestrales de esta fiesta, que se pierde en la noche de los tiempos, tendría que ir un poco más lejos, a los pueblos más aislados de Navarrevisca y Serranillos, donde todavía se disfrazan con trajes de retama y algunos incluso elaborados con agallas de roble.

Sin salir de Cebreros, encontramos el Museo de la Transición, ya que fue el lugar de nacimiento de Adolfo Suarez. Y en el municipio vecino de El Tiemblo se pueden visitar los famosos Toros de Guisando, cuatro verracos del pueblo prerromano de los Vetones, que toman su nombre del Cerro de Guisando. Este lugar fue el elegido para nombrar heredera del trono de Castilla a Isabel la Católica, circunstancia que cambió la historia, no sólo de nuestro país, sino de todo el planeta.

Siguiendo los puntos PIO, las aves menos conocidas pero emblemáticas del lugar, van apareciendo según avanzamos, lo que supone todo un descubrimiento para el visitante. En el recorrido realizado junto a Pipe Nebreda y Nacho Sevilla avistamos al águila real pero también al águila imperial, buitres negros y leonados, el rabilargo ibérico, milanos reales, ánades reales, la garza real, el busardo ratonero, la tarabilla europea, los pico picapinos, el colirrojo tizón y el lúgano.

Aguila imperial. Foto: Nacho Sevilla

La información de los códigos QR, en cada uno de estos puntos, permiten profundizar en el conocimiento de unas aves sobre las que probablemente no conocíamos ni el nombre. Además con las ilustraciones incluidas y realizadas por el propio Nacho Sevilla se descubre cada pájaro al detalle y la descripción que acompaña permite una explicación completa.

Para finalizar el recorrido, el broche de oro lo pone la visita a un restaurante local para el deleite de las recetas de la región. En esta ocasión además del consabido “chuletón de Ávila”, nos agasajamos con una ensalada, chuletillas de lechal, paté casero, vino de la zona y como postre una deliciosa tarta de piñones y otra de queso casera. Poder visitar la cocina del restaurante es un añadido excepcional. Esta vez estaban ahumando unos lomos y preparando una gran cacerola de callos, tal vez para una próxima ocasión.

Esta interesante y original iniciativa, que nos lleva al concepto de turismo total, no sólo pretende quedarse en la provincia de Ávila, su meta es extenderse por todo el territorio nacional.

Propuestas como los punto PIO, contribuyen a un mayor e interesante intercambio entre las personas que viven en la ciudad y las que viven en los pueblos. Los beneficios para unos y otros parecen indiscutibles, así como para la naturaleza, que tanto necesita de nuestro cuidado. Por: Carmen Jiménez. Imágenes: EFE

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