
El icónico protagonista de “Ghostbusters” o “Lost in translation” sigue brillando y asombrando a sus 75 años. Su último éxito inesperado ha sido el espectáculo “New Worlds”, creado junto al violonchelista Jan Vogler, donde Murray recita a Mark Twain y Ernest Hemingway. Una idea que surgió durante un encuentro fortuito, de ambos, en un avión.
Bill Murray se ha convertido en uno de los actores más singulares de Hollywood. Su indiscutible talento interpretativo y ese punto entre lo cómico y lo melancólico, le dota de una gran personalidad, aumentada por un carácter espontáneo y poco ortodoxo, que en ocasiones le han llevado a demandas judiciales.
Nacido en Illinois en 1950, el actor creció junto a sus ocho hermanos en el seno de una familia católica irlandesa y desde muy joven fue orientando sus inquietudes profesionales hacia la interpretación. Comenzó en programas de radio, probó en compañías de teatro, pero encontró su trampolín al formar parte del elenco del conocido programa de comedia estadounidense, `Saturday Night Live´. Las tres temporadas en las que participó, desde 1977 hasta 1980, dieron a conocer a Bill Murray a la industria cinematográfica y ya no paró de trabajar.

La película emblemática de una generación: “Ghostbusters”.
En la década de los 80 Bill Murray participó en películas de importantes repercusiones en taquilla como “El peloton chiflado” (Ivan Reitman, 1981) o “Tootsie” (Sydney Pollack, 1982), pero fue “Ghostbusters” (Los cazafantasmas. Ivan Reitman, 1984) la película que definitivamente le consagró.
Este título se convirtió en la comedia más taquillera de la década y fue nominada a dos Premios Óscar y a tres Globos de Oro entre los que figuraba la nominación a Mejor actor de comedia para Bill Murray. Después llegaría la predecible secuela “Ghostbusters II” en 1989, que contó con el mismo reparto, aunque el éxito no fue tan arrollador. Y sorprendentemente en 2021 se estrenó “Ghostbusters: Afterlife” donde los cazafantasmas originales, más de 30 años después, volvían a disparar su rayo de protones.
“Lost in translation” y el cómico melancólico.

La segunda película de Sofía Coppola estrenada en 2003, sobre el encuentro en Tokio de un actor norteamericano en decadencia (Bill Murray) y una mujer solitaria que ha acompañado al país nipón a su marido fotógrafo (Scarlett Johansson), llevó a los espectadores a otra percepción del actor estadounidense.
Acostumbrados a los papeles cómicos de Murray, también forma parte de la historia del cine “Atrapado en el tiempo” (Harold Ramis, 1993), en “Lost in translation” la vena cómica natural del actor, queda envuelta en una melancolía y una honda expresividad, que le llevó a conseguir el Globo de Oro, el premio Bafta británico, el Independent Spirit Award y la nominación al Óscar como Mejor actor de 2003.
Bill Murray también ha refrendado su consagración en la historia del cine, al quedar incluido en el particular universo del realizador Wes Anderson. Con “Rushmore” estrenada en 1998, Murray consiguió el Independent Spirit Award y desde entonces se convirtió en un habitual de las reconocibles películas del cineasta tejano, apareciendo en ocho de sus títulos.
Otro galardón conseguido por Bill Murray fue el Premio Emmy a Mejor Actor Secundario por su gran interpretación en la miniserie de HBO “Olive Kitteridge” (Lisa Cholodenko, 2014). Serie basada en la novela del mismo nombre, ganadora del Premio Pulitzer de ficción 2009.
Una personalidad impredecible y una persona cultivada.
Los medios de comunicación se han hecho eco del carácter espontáneo del actor, que en las películas ha alimentado improvisaciones geniales, pero en los set se han convertido, algunas veces, en “conductas inapropiadas”.

Bill Murray siempre se ha defendido argumentando que él no se toma nada demasiado en serio. Al ser acusado de tocamientos en el rodaje de “Being Mortal” (Aziz Ansari, 2022), hecho que obligó incluso a parar el rodaje, Murray comentaba en una entrevista para la cadena CNBC “El mundo es distinto a cuando yo era pequeño. Lo que yo veía gracioso de niño, no se ve necesariamente como gracioso ahora. Las cosas cambian y es importante que me dé cuenta”.
Son también famosas sus salidas de tono o sus enfados monumentales que la industria cinematográfica capea para no dejar de contar con un valor seguro en cuanto a éxito de crítica y taquilla.
Ahora a sus 75 años, Bill Murray sigue siendo noticia. Su último éxito no tiene que ver con una interpretación al uso, sino al espectáculo, “New Worlds”, un proyecto impulsado por Murray que aúna música clásica y un recital de textos de autores como Ernest Hemingway, Mark Twain o Walt Whitman.
Bill Murray es un gran melómano y posee una importante biblioteca en su casa de Nueva York, que abarca desde Shakespeare a Kierkegaard. Esta inquietud cultural encontró afinidad en un encuentro casual con el violonchelista alemán Jan Vogler. Ambos coincidieron en 2017 en un vuelo de Berlín a Nueva York y se conocieron por un suceso inesperado. En el viaje una pasajera sufrió un ataque de pánico, Vloger intentó calmarla, mientras Murray gritó espontáneo “¡Helado, traigan helado!” y consiguieron controlar la situación.
A partir de ahí músico y actor charlaron, intercambiaron teléfonos y compartieron suficientes sobremesas como para montar un espectáculo donde Vloger interpreta a Bach y a Schubert mientras Murray declama a Twain o Hemingway. Acompañados por la violinista Mira Wang y la pianista Vanessa Pérez, los textos seleccionados hablan de sueños frustrados, de pérdida y fragilidad y suponen un puente entre Europa y Norteamérica, un entendimiento entre ambos continentes a través de genios de la música y la literatura. Este espectáculo se ha representado en diferentes países del mundo. Un logro más, una sorpresa más de un actor imprevisible que llega a los 75 años en plena forma.
Carmen Jiménez.
EFE REPORTAJES