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Vista del monte Fuji en Japón, Fujisan, deidad del fuego, conocido como Fujiyama, no solo es un símbolo en Japón, sino que es también uno de los volcanes más famosos del mundo.EFE/EPA/FRANCK ROBICHON

Los volcanes, que reciben el nombre de Vulcano, el dios del fuego en la mitología romana, son también, como el Etna, el lugar de trabajo de dios, pero en la mitología griega. Los más grandes han oscurecido y dejado sin verano el planeta, matando a miles de personas e inspirado a escritores como Lord Byron en su poema ‘Oscuridad’ y a Mery Shelley para dar vida al personaje Frankenstein.

Ligados a la historia de la humanidad, los siguientes, son algunos de los volcanes con historia El Vesubio, en el monte del mismo nombre, en la bahía de Nápoles, entró en erupción el 24 de agosto del año 79 d.C. y la suya fue una de las más mortíferas, famosas y documentadas de la historia.

Sepultó con material volcánico las ciudades de Pompeya y Herculano, que desaparecieron del mapa hasta que 1.700 años después fueron desenterradas por los arqueólogos. La última erupción del Vesubio tuvo lugar en 1944. Desde entonces permanece dormido.

En México, el Popocatépetl, la montaña que humea, en náhuatl, lengua indígena mexicana, es un volcán sagrado en la cultura mexicana; el símbolo del país, cuya formación se remonta a unos 730.000 años.

Conocido cariñosamente como don Goyo, tiene una altitud de 5.400 metros sobre el nivel del mar, se le rinde tributo cada 12 de marzo y los mexicanos lo reconocen como una entidad cercana y protectora.

El Etna, el mayor volcán activo de la placa europea y situado en la isla italiana de Sicilia (sur), entró en erupción con fuertes explosiones, una alta columna de humo y una colada de material piroclástico sobre su ladera sureste, el pasado 2 de junio. EFE/Álvaro Heredia

 

Ese volcán de México es uno de los más activos del mundo, sin embargo y paradójicamente, más de 25 millones de personas viven a menos de 100 kilómetros del cráter, lo que sin duda eleva su peligrosidad.

El Tambora, también conocido como Tamboro, se encuentra en el norte de la isla de Sumbabwa, en Indonesia.

 

 

Tras siglos de latencia, tuvo lugar su erupción en abril de 1815 y fue tan grande que se escuchó a 2.600 kilómetros de distancia.

De la erupción de ese volcán, que oscureció Europa y arruinó las cosechas, surgió en 1816 el famoso poema ‘Oscuridad’ de Lord Byron y también la idea del personaje de Frankenstein, que hizo pasar a la historia a la escritora londinense Mary Shelley.
Asimismo, en Indonesia, la erupción del volcán Toba hace entre 69.000 y 77.000 años, en el norte de la isla de Sumatra, provocó la erupción más grande de la historia de la humanidad.

Dejó sin verano al planeta y estuvo a punto de acabar con la vida humana.
El Toba, que cambió el clima de la tierra al hacer que el verano desapareciera en el planeta durante diez años, tiene 100 kilómetros de largo y 35 de ancho y dentro de su caldera hay un lago y una isla.

Vista del volcán Popocatépetl en el estado de Puebla (México). Conocido cariñosamente como don Goyo, tiene una altitud de 5.400 metros sobre el nivel del mar, se le rinde tributo cada 12 de marzo y los mexicanos lo reconocen como una entidad cercana y protectora.
EFE/ Hilda Ríos

 

La erupción del volcán Krakatoa, en la isla indonesia de Java el 27 de agosto de 1883, se oyó en Australia, sus cuatro violentísimas explosiones se escucharon a 5.000 kilómetros de distancia y se considera el sonido más alto registrado: alcanzaron los 180 decibelios a 160 kilómetros.

Las explosiones, que provocaron la destrucción de la isla, ocasionaron un tsunami que destruyó 295 ciudades y la gigantesca ola que se formó tuvo fuerza para recorrer el océano Índico, doblar el cabo de Buena Esperanza y llegar tras un viaje de 48 horas hasta España y Francia.

Y también hay que tener presente el volcán Santorini, en la isla griega del mismo nombre, que entró en erupción alrededor del año 1.600 a.d.C. y constituyó uno de los eventos geológicos más significativos de la Edad de Bronce.

Su explosividad, precedida de un sismo de gran magnitud, fue cuatro veces mayor que la del Krakatoa y causó cambios climáticos en gran parte del planeta. Muchos atribuyen a esta erupción, calificada como ‘pliniana’, por su similitud a la del Vesubio y que se escuchó a 4.000 kilómetros de distancia, el comienzo del fin de la civilización minoica y el origen de la mítica isla Atlántida de Platón.

Durante días enteros reinó la oscuridad a 400 kilómetros a la redonda y la ciudad de Akrotiri, una de las primeras de Europa, desapareció entre la ceniza y la piedra pomez que arrojó el volcán.

Y el Etna, en la costa este de Sicilia, en la provincia italiana de Catania, es ‘a Montagna’, como se le conoce popularmente, el volcán más alto de Europa y uno de los más activos del mundo.

Vista del gran volcán Vesubio, a orillas del Golfo de Nápoles, desde el barrio napolitano de Posillipo. E EFE/Gonzalo Sánchez

 

Su nombre, de la mitología griega, es el lugar de trabajo de Hefesto, el dios del fuego y de la metalurgia que se acompañaba en sus labores de cíclopes y gigantes.

Los orígenes de este volcán de 1.190 kilómetros cuadrados, el doble que la del Monte Vesubio, y también uno de los más estudiados, se remontan a cientos de miles de años, por lo que su influencia en las civilizaciones antiguas y modernas ha sido grande.
Su erupción más reciente, la del 2 de junio de 2025, mostró al mundo una gigantesca columna de humo y ceniza, y con ello la advertencia de que el Etna, patrimonio de la Humanidad desde 2013, siempre está preparado para entrar en actividad.

Como los anteriores volcanes con historia, el monte Fuji, Fujisan, deidad del fuego, conocido como Fujiyama, no solo es un símbolo en Japón, sino que es también uno de los volcanes más famosos del mundo.

Venerado desde la antigüedad por los japoneses, lo consideran un lugar sagrado asociado con deidades y espíritus de la naturaleza y sus mitos forman ya parte de la cultura del país.

 

Situado en la isla de Honshu, entre las prefecturas de Yamanashi y Shizuoka, se cree que el Monte Fuji y su volcán es también la morada de un dios, el Señor de la Tierra Eterna, que surgió en forma de caña del caos oceánico del comienzo de los tiempos.
Las distintas erupciones volcánicas formaron el monte Fuji hace unos cien mil años y lo elevaron a los 3.776 metros actuales. Desde 1707 no ha tenido actividad.
M. Ángeles Martínez.
EFE REPORTAJES

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