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Promover la escucha activa y la ecología acústica, es una de las guías del Proyecto de Escucha Mundial, en su objetivo de concienciar la importancia del sonido en nuestras vidas y su papel en nuestra comprensión del mundo. Imagen de Freepik

Escuchar es algo más que oír. A través de la escucha podemos conectarnos de una manera más profunda tanto con los demás como con el entorno en el que vivimos.

El 18 de julio se celebra el día mundial de la escucha, una fecha que rinde homenaje al compositor canadiense Raymond Murray Schafer, nacido ese mismo día de 1933.
Además de por la creación de numerosas obras musicales, Schafer destacó por sus estudios sobre el sonido en el entorno. De hecho, en 1972 fundó el World Soundscape Projet (Proyecto Mundial del Paisaje Sonoro) tras varios años de investigación sobre la relación entre el hombre y su entorno acústico. Para Schafer, el paisaje sonoro es la colección de sonidos que podemos escuchar y que componen la sonoridad de un lugar determinado.

Este autor mostraba una gran preocupación por la contaminación acústica. En su libro El paisaje sonoro y la afinación del mundo, Schafer se refiere a la contaminación acústica como un problema mundial. “Parece como si en nuestro tiempo el paisaje sonoro mundial hubiera alcanzado la cúspide de la vulgaridad, por lo que muchos expertos han profetizado la sordera universal como consecuencia final, de no ser que el problema sea rápidamente solucionado”, escribía en dicha obra, publicada en 1977.

Los especialistas de la Junta de Andalucía (sur de España) indican que se considera contaminación acústica “todo sonido que, por su exceso o intensidad de niveles, perturba el ambiente en un entorno determinado”. En este sentido aclaran que la contaminación acústica hace referencia al ruido, es decir, “todo sonido no deseado que supone, por tanto, una perturbación, molestia o daño”. Asimismo, explican que se trata de “una de las fuentes de contaminación más claramente asociadas con la vida en las ciudades. El ruido no sólo afecta a nuestra salud y calidad de vida, sino también a nuestro comportamiento social y desarrollo cognitivo”.

18 de julio se celebra el día mundial de la escucha, una fecha que rinde homenaje al compositor canadiense Raymond Murray Schafer, nacido ese día, de 1933. Para Murray “el mundo es una enorme composición musical que se desarrolla todo el tiempo, sin principio y presumiblemente sin final”. Imagen de Freepik

 

Del mismo modo, Eulalia Peris, experta en ruido ambiental de la Agencia Europea del Medio Ambiente, señala que “la exposición prolongada al ruido puede afectar de distintas formas a la salud, produciendo molestias, trastornos del sueño, efectos perjudiciales en los sistemas cardiovascular y metabólico y deficiencias cognitivas en los niños”.

El musicólogo Ramón Pelinski también trabajó sobre estas cuestiones. En su ponencia El oído alerta: modos de escuchar el entorno sonoro, presentada en 2007 en el I Encuentro Iberoamericano sobre Paisajes Sonoros que se celebró en Madrid en 2007, afirmaba que “muchos sonidos del entorno no pueden ser más de lo que son: polución sonora, sonido indeseado, sonido inarticulado y confuso. Pero ya que no podemos evitarlos en la cotidianidad ciudadana para escuchar solamente los murmullos del universo, siempre nos quedan sonidos del entorno con los cuales podemos negociar estrategias de supervivencia auditiva y, quizás, de fugitivos goces sonoros entre los dos silencios eternos que ponen un límite definitivo a los sonidos”.

 

 

En esta línea, El Proyecto de Escucha Mundial (WLP), una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos, se dedica “a fomentar la comprensión del mundo, su entorno natural, sociedades y culturas a través de las prácticas de escucha y grabación de campo”. La grabación de campo consiste en capturar sonidos fuera de un estudio, es decir, registrar sonidos ambientales en entornos naturales o urbanos.

Murray Schafer ideó un método para la enseñanza del sonido con el objetivo de que los estudiantes se convirtieran en oyentes críticos y creativos, explorando el mundo a través del sonido. Foto de Helsinki Partners

 

Cada 18 de julio, esta entidad organiza el Día Mundial de la Escucha, una jornada que, según sus promotores, “celebra el arte de escuchar activamente los sonidos del entorno”. Tiene como objetivo “concienciar sobre la importancia de la escucha como práctica cultural y promover la gestión sonora del entorno. A través de diversos eventos e iniciativas, anima a personas de todo el mundo a interactuar y reflexionar sobre el paisaje sonoro que les rodea”.

Además, desde el Proyecto de Escucha Mundial, señalan que al promover la escucha activa y la ecología acústica, buscan concienciar sobre la importancia del sonido en nuestras vidas y su papel en nuestra comprensión del mundo.

En cuanto a la escucha activa, los especialistas de la Universidad Internacional de La Rioja (norte de España) explican que es una habilidad que consiste en escuchar “con plena conciencia e interés”. Según indican, “escuchar lo es todo. Nos ofrece información, nos permite interpretarla y tomar decisiones en torno a ella. Por esta razón, la escucha activa es una de las habilidades más importantes que debemos tener hoy en día. Sin embargo, aunque sabemos de la importancia de escuchar, no siempre lo hacemos y es porque se necesita paciencia, tiempo y predisposición”.

“La escucha activa implica nuestro interés por la conversación y por el mensaje que nos están trasladando”, subrayan. Esto se puede aplicar en el trabajo, en las relaciones personales y en el día a día en general.

Junto con la escucha activa, el Proyecto de Escucha Mundial también promueve la ecología acústica, una disciplina que estudia la relación de los sonidos con los seres vivos y con el entorno. La ecología acústica se centra en ser conscientes del sonido.

Los expertos de la Universidad de Burgos (norte de España) comentan que, “a pesar de su relevancia y su impacto tanto en nuestras vidas cotidianas como en nuestro medio ambiente más amplio, la dimensión sonora es frecuentemente ignorada tanto a la hora de analizar el estado de un ecosistema como a la hora de valorar el bienestar de un entorno urbano”.

En este sentido, Murray Schafer ideó un método para la enseñanza del sonido en la escuela con el objetivo de que los estudiantes se convirtieran en oyentes críticos y creativos, explorando el mundo a través del sonido.

Para el compositor canadiense, “el mundo es una enorme composición musical que se desarrolla todo el tiempo, sin principio y presumiblemente sin final”.
Purificación León
EFE-REPORTAJES

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